Nunca terminé de aceptar el hecho de que la vida es lo que se ve a primera vista. Detenerse y observar con los sentidos abiertos. Buscarle un nuevo sentido a todo. Desarmar la realidad dejando que sea la imaginación la que trace el camino, me da libertad. Mi fotografía muestra escenarios cotidianos. El trazo del dibujo evoca el dulce recuerdo de la inocencia, donde se nos estaba permitido soñar con esos mágicos mundos. Todo es posible si todavía sabemos cómo mirar y como jugar.